A diferencia de la expresión en el rostro de nuestro amigo en la foto la Biblia nos dice que "El amor es paciente, es bondadoso...no es egoísta." 1 Corintios 13:4, 5 |
Nada hace más por un matrimonio que
lo sacrificios de buena voluntad que un cónyuge hace por el otro. Recuerdo un
ejemplo de esto cuando no hacía mucho que nos habíamos casado. Jim y yo éramos
maestros de escuela primaria, y durante la semana muchas veces nos quedábamos
hasta tarde revisando las tareas de los alumnos. Durante los fines de semana,
Jim pasaba largas horas estudiando para obtener su doctorado. Yo le apoyaba,
pero no era fácil. Todos nuestros amigos estaban arreglando sus casas,
comprando muebles, saliendo a cenar, tomando vacaciones y teniendo hijos.
Poco después de haber comenzado sus
estudios, Jim me dijo que se daba cuenta de lo difícil que ese tiempo era para
mí. Sentía que sus estudios estaban comenzando a interferir con nuestro
matrimonio, y me dijo que “nada valía ese precio”. Él decidió posponer sus
estudios para que pudiéramos pasar más tiempo juntos. Tomó muy pocas clases ese
semestre, para que pudiéramos “reconectarnos” emocionalmente. Siempre amaré y
respetaré a Jim por esa elección. ¡A él le importaba más yo que su carrera y su
ambición personal!
Estoy segura que Tulle Ferrier, la
esposa del piloto fallecido, nunca olvidó los sacrificios que deben haber sido
parte del matrimonio de ellos. Estoy segura de que ella no quiso perderlo a él
en ese terrible accidente. Pero también me imagino que ella debe haber
apreciado y disfrutado vivir con un hombre que tenía sus prioridades en el
orden correcto: Primero Dios, segundo los demás, y tercero él, y que ella no
hubiera cambiado a John por nada en el mundo. Ésa es, creo yo, la esencia de un
matrimonio de éxito.
Shirley
Dobson
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