Porque donde dos o tres se reúnen
en mi nombre, allí estoy yo en
medio de
ellos. Mateo 18:20
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El día que se casaron, es probable
que se arrodillaran juntos y compartieran una oración durante la ceremonia de
la boda. Frente a su familia y a sus amigos, ayudaron a cimentar su unión por
medio de una conversación unida con el Señor. Es triste, pero muchas parejas
nunca vuelven a orar juntas.
No me interpreten mal. Nuestro Padre
Celestial adjudica igual valor a la oración privada, con un amigo, en un
estudio bíblico o en la iglesia. Pero hay algo especial en cuanto a la oración
entre el esposo, la esposa y Dios, que no puede encontrarse en otro lugar. Crea
una conexión espiritual, responsabilidad mutua, y un lazo santo que proporciona
fuerza y estabilidad a la relación. Le puede ayudar a comunicar asuntos
delicados que de otra manera no saldrían a la luz, asuntos de los que se puede
hablar y orar en un espíritu de humildad y pureza de motivos.
El viejo dicho: “La familia que ora
junta permanece junta” todavía se aplica hoy en día. Le instamos a que recuerde
esto la próxima vez que se arrodille para orar.
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