jueves, 5 de septiembre de 2013

La Oración Persistente

Si pedimos conforme a su voluntad,
 él nos oye. 1 Juan 5:14
Cuando tenía sólo ocho años de edad, comencé a orar por mi familia disfuncional cuando me encontraba sola en mi dormitorio. Todavía se me llena los ojos de lágrimas cuando pienso que Jesucristo me escuchaba a mí, una niña pequeña de una familia pobre, en esos momentos de soledad. No tenía ninguna posición prominente o influencia en la comunidad, ninguna habilidad o talento que el Señor necesitara. Y sin embargo, Él me aceptó y me bendijo en los años siguientes. Esas tempranas oraciones por una familia en la que reinara el amor, y más tarde por un esposo cristiano, fueron contestadas más allá de mis más grandes esperanzas y sueños.

Algunos de ustedes leyendo en esta noche, sin embargo, también han orado sin cesar por lo que creen que es la voluntad de Dios, y aún no han visto evidencia de que Él haya escuchado sus oraciones. Conozco a un matrimonio que ha orado por la salvación de sus hijos por más de veinticinco años, y no ha visto ni un vestigio de cambio. Para todos los que se encuentran en una situación similar les digo que comprendo su desaliento. No sé por qué el Señor escoge conceder algunas peticiones más rápidamente que otras, pero sí sé que Él honra las oraciones de sus seguidores justos, y que debemos permanecer de rodillas ante Él.

En el capítulo 18 de Lucas Jesús nos habla de la viuda que se dirigió a un juez, día tras día, pidiéndole justicia ante su adversario. Por algún tiempo, el juez se negó, pero finalmente le concedió la petición diciendo “¡no sea que con sus constantes visitas me agote la paciencia!” Jesús nos está diciendo que jamás desistamos, sino que oremos con perseverancia por los deseos de nuestro corazón.

He basado mi vida en mi creencia en el poder y en la importancia de la oración. Es por eso que accedí a ser Presidenta del “National Day of Prayer Task Force” (Agrupación del Día Nacional de Oración). Y es por eso que Jim y yo hicimos de la oración la piedra angular de nuestro matrimonio. La oración constante puede también apuntalar y sostener su relación matrimonial a través de los años. Les instamos a los dos a que inclinen sus rostros delante de nuestro amoroso y gran Dios, esta noche y todas las noches.
SMD

* Tomado del libro "Una Luz en la Noche" del Dr. Dobson y su esposa Shirley, pág.39

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