Si pedimos conforme a su voluntad,
él nos oye. 1 Juan 5:14
|
Cuando tenía sólo ocho años de edad,
comencé a orar por mi familia disfuncional cuando me encontraba sola en mi
dormitorio. Todavía se me llena los ojos de lágrimas cuando pienso que
Jesucristo me escuchaba a mí, una niña pequeña de una familia pobre, en esos
momentos de soledad. No tenía ninguna posición prominente o influencia en la
comunidad, ninguna habilidad o talento que el Señor necesitara. Y sin embargo,
Él me aceptó y me bendijo en los años siguientes. Esas tempranas oraciones por
una familia en la que reinara el amor, y más tarde por un esposo cristiano,
fueron contestadas más allá de mis más grandes esperanzas y sueños.
Algunos de ustedes leyendo en esta
noche, sin embargo, también han orado sin cesar por lo que creen que es la
voluntad de Dios, y aún no han visto evidencia de que Él haya escuchado sus
oraciones. Conozco a un matrimonio que ha orado por la salvación de sus hijos
por más de veinticinco años, y no ha visto ni un vestigio de cambio. Para todos
los que se encuentran en una situación similar les digo que comprendo su
desaliento. No sé por qué el Señor escoge conceder algunas peticiones más
rápidamente que otras, pero sí sé que Él honra las oraciones de sus seguidores
justos, y que debemos permanecer de rodillas ante Él.
En el capítulo 18 de Lucas Jesús nos
habla de la viuda que se dirigió a un juez, día tras día, pidiéndole justicia
ante su adversario. Por algún tiempo, el juez se negó, pero finalmente le
concedió la petición diciendo “¡no sea que con sus constantes visitas me agote
la paciencia!” Jesús nos está diciendo que jamás desistamos, sino que oremos
con perseverancia por los deseos de nuestro corazón.
He basado mi vida en mi creencia en
el poder y en la importancia de la oración. Es por eso que accedí a ser
Presidenta del “National Day of Prayer Task Force” (Agrupación del Día Nacional
de Oración). Y es por eso que Jim y yo hicimos de la oración la piedra angular
de nuestro matrimonio. La oración constante puede también apuntalar y sostener
su relación matrimonial a través de los años. Les instamos a los dos a que
inclinen sus rostros delante de nuestro amoroso y gran Dios, esta noche y todas
las noches.
SMD
* Tomado del libro "Una Luz en la Noche" del Dr. Dobson y su esposa Shirley, pág.39
No hay comentarios:
Publicar un comentario