Por eso el hombre deja a su padre
y
a su madre, y se une a su mujer,
y los dos se
funden en un solo ser.
Génesis 2:24
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¿Escuchó alguna vez sobre la boda de
un joven abogado que se especializaba en contratos? Cuando el ministro llegó a
la parte de los votos, dijo: “¿Toma a esta mujer en las buenas? ¿En las malas?
¿En la riqueza? ¿En la pobreza? ¿En salud? ¿Y en enfermedad?”
El ministro se sorprendió al
escuchar al novio responder: “Sí. No. Sí. No. Sí y No”.
Por supuesto que a todos nos
gustaría firmar por las cosas buenas, la riqueza y la salud cuando nos casamos
y olvidamos del resto. Pero ésa no es la forma en que funciona el matrimonio,
porque ésa no es la forma en que funciona la vida.
En otra ceremonia de bodas, y esta
historia es verídica, la novia y el novio se comprometieron a estar casados
mientras continuaran amándose el uno
al otro. Esperemos que los dos conozcan a buenos abogados de divorcio, porque
los van a necesitar. Las relaciones que se basan en los sentimientos son
inevitablemente efímeras y transitorias.
La única estabilidad verdadera en el matrimonio es la que se produce por un
compromiso sólido que mantiene a dos personas firmes cuando las emociones
fluctúan desenfrenadas. Sin este tipo de determinación, aun la mejor relación
está destinada a desintegrarse.
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